El ing. Juan Emilio Bragado dictó la charla “Bosques y Cambio Climático: Evidencias y escenarios futuros. Adaptación y Mitigación” en el marco de la “Diplomatura en Uso y Construcción con Madera”, que organiza APICOFOM con la colaboración del Instituto Misionero de Estudios Superiores (IMES). Allí desarrolló un extenso análisis sobre la actualidad de esa problemática global, y explicó por qué la madera es la gran herramienta para morigerar los efectos negativos del desarrollo mundial.
En el primer tramo de su charla, recordó -para graficar el estado de situación medio ambiental- que “en el año 2007, durante una cumbre sobre ‘Economía Verde’, escuché una frase que me quedó grabada: Éramos la primera generación en sufrir el impacto del cambio climático, pero además, la última en tener la posibilidad de hace algo. Eso fue impactante y a pesar de que la madera tiene un rol protagónico frente al cambio climático, aún hay reparos a la hora de usarla”.
“Muchas noticias dan cuenta de que en el planeta hay situaciones alarmantes referidas al cambio climático, como la pérdida de biodiversidad, el avance de la frontera agrícola y la urbanización sobre nuestros recursos naturales; y ante eso tenemos que reconocer que estamos haciendo muy mal”.
Sobre el efecto invernadero
“La complejidad del sistema climático mundial comprende muchos factores, pero es significativo el rol del hombre en las modificaciones registradas a partir de la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que se originan desde la revolución industrial de finales del 1700”, señaló Bragado, para aclarar luego que “el efecto invernadero no es malo en sí, de hecho, sino tuviéramos esa capa nuestra temperatura media sería de 19 grados bajo cero, y no los 14 grados promedio que se registran en el planeta”.
También comentó que a la hora de analizar las causas del calentamiento global que se verifica actualmente, hay dos escuelas con distintas perspectivas: “Una lo atribuye a la acción antrópica (toda intervención del ser humano) y otra a un incremento de la radiación solar. En esta última postura se basa Estados Unidos para fundamentar su alejamiento del Acuerdo de París, ya que consideran que poco se puede hacer si la causa del calentamiento global se debe a factores externos”; y precisó que los principales gases de efecto invernadero -según el Panel intergubernamental de Cambio Climático- son el Dióxido de Carbono (CO2) en un 76%; el Metano (CH4) en un 16%; y el Óxido Nitroso (N2O) un 6%.
“Estos factores determinan que la situación hoy sea preocupante. La temperatura media se incrementó en casi 1 grado, y eso no sería tanto problema si no fuera que esa tendencia se proyecta en aumento. También se nota cómo fueron variando las precipitaciones anuales, ya que se dan lluvias en lugares que eran desérticos y viceversa. A partir de esos datos es que surge el compromiso en el Acuerdo de París para tomar medidas para disminuir las emisiones de gases y mejorar la eficiencia energética. En ese sentido, hay que pensar en estoquear el Carbono, y para eso los bosques son la llave estratégica, el aliado principal, para lograr el objetivo planteado de reducir las emisiones un 50 por ciento”.
“Así, el calentamiento global para el año 2.100 -señaló el profesional- quedará supeditado a la emisión de gases que deberíamos retrotraer a la era pre industrial. Si bien eso es factible, el avance agropecuario y el consumo de combustibles fósiles hacen que los esfuerzos de la comunidad internacional sean infructuosos todavía”.
Sin embargo, se trabaja mucho para reducir y prevenir la emisión de gases de efecto invernadero, y potenciar su eliminación de la atmósfera mediante sumideros, y ahí es donde los bosques juegan un rol estratégico. “Tenemos que tomar conciencia de las actividades que generan esos gases para reemplazarlos. Por ejemplo, la emisión de CO2 (que representan el 76% de total de los GEI, según datos de 2010)- se origina fundamentalmente en la combustión de combustibles fósiles, en el cambio del uso del suelo y en la producción y consumo de cemento, entre otros factores; mientras que la emisión de Metano surge en la actividad minera, la producción ganadera y el cultivo del arroz, principalmente”.
“Si tomamos conciencia del origen de los GEI podemos implementar acciones para mitigarlos, pero es fundamental entender que esto es una responsabilidad mundial e individual. A nivel global, uno de los compromisos de los países adherentes al Acuerdo de París es reducir al menos en un 50% la emisión de GEI para el año 2.050, y eso lo harán con transferencia tecnológica y con la mitigación. Y en el plano individual, se propone tener en cuenta la ‘Huella de Carbono’, que tiene tres fases: identificar nuestras emisiones de Carbono, reducirlas y mitigar; que es comprometerse a captar -por lo menos- lo que uno emite; y vuelvo a destacar que en esta instancia el bosque es el gran aliado estratégico”.
El rol del bosque con el Cambio Climático
A la hora de mencionar aportes positivos, Bragado puso el acento en los bosques, tanto nativos como implantados, asegurando que “muy pocos ven su importancia. Son un sumidero vital de Carbono sin igual, hasta ahora el hombre no ha podido emular lo que hace la naturaleza. Reconozcamos al ‘milagro de la fotosíntesis’, que absorbe el Dióxido de Carbono que existe, lo asimila en la madera, lo descompone y libera el oxígeno. Esta es la única fábrica que en el proceso de producción de un material noble como la madera en lugar de contaminar produce oxígeno. Por eso es tan importante incrementar el uso de madera para mitigar el cambio climático; garantizando que la gestión de los bosques sea sostenible”.
También afirmó que “hoy los bosques son más demandados por sus servicios eco sistémicos que por su madera, pero como esos servicios no tienen valor económico, la frontera agropecuaria avanza. El desarrollo sostenible se da articulando lo económico, lo social y lo ambiental, y los bosques tienen que generar riqueza en la sociedad porque solo así la ecuación es buena”.
Pese a esa necesidad de cambiar el rumbo, y tras enfatizar que “los bosques son sumidero de carbono, muy importantes, tanto el urbano, como el cultivado y el nativo”, Bragado hizo hincapié en que “mientras que Europa está incrementando la superficie de bosques, y en Asia se está revirtiendo la tendencia negativa, en toda América, Oceanía y África tenemos pérdida significativa de bosques”. Consideró que un incentivo importante sería que haya una voluntad política para que los servicios eco sistémicos tengan una remuneración económica: “No pueden ser que los bosques nativos de dominio privado paguen impuestos y servicios cuando son cuidados por un propietario que, además, sufre la constante amenaza de intrusión, de cazadores furtivos y del robo de madera. La conservación tiene un costo, tenemos que poner en valor esos bosques y eso requiere dinero”, subrayó.
La madera como sumidero de Carbono
En el último tramo de su presentación, el disertante destacó que “cada metro cúbico de madera incorporada en lugar de concreto, es una tonelada de Carbono estoqueado. No es lo mismo el cemento que emite Carbono que la madera que lo retiene. Un piso, una ventana o una puerta de madera pueden ser más caros que otros materiales, es cierto, pero se debe compensar esa diferencia; y reitero: el 50 por ciento de la madera es Carbono”.
Por eso, para Bragado, “hay que articular lo ecológico, lo social y lo económico; tenemos que incrementar el consumo de la madera; hay que establecer una retribución justa para los propietarios de los bosques; y se deben poner en valor los bosques. Debemos satisfacer nuestras necesidades garantizando el futuro de la satisfacción de las necesidades de nuestros hijos. Ellos van a sufrir las consecuencias de nuestras acciones. Hay mucho por hacer pero hay esperanza”, al finalizar.
Huella de Carbono
Una estrategia para la mitigación de emisión de GEI pasa por el desarrollo bajo de Carbono, acá podemos incluir la “Huella de Carbono”, si me permito emitir x cantidad de Carbono, tengo que medir esa emisión y voy a captar la misma cantidad a través de bosques y forestaciones, entonces el ciclo de emisiones se vuelve neutro. Un ejemplo es la generación de energía por biomasa porque estás quemando pero estás plantando, y lo que se emite se vuelve a captar.
Emisión de GEI
A fin de 1800, la superficie de la Mata Atlántica era de 80 millones de hectáreas. En la actualidad, Brasil solo conserva el 3% de su superficie original, Paraguay el 13% y Misiones el 71%.
La deforestación y la degradación ocupan el segundo lugar de emisión de GEI (con un 18%), detrás de la generación de energía eléctrica (24%), pero por encima del transporte, de la industria y de la agricultura (14% cada una).
Por eso, hay que incrementar la conservación, promover una producción sustentable e impulsar el consumo responsable.
Fuente: La Revista de APICOFOM